El ritual católico utiliza el color negro para exteriorizar el duelo y la tristeza de la muerte. Las vestimentas litúrgicas de color negro se utilizaron para los oficios fúnebres, misa de réquiem, viernes santos y para celebrar el día de difuntos, el día primero de noviembre, actualmente se han reemplazado por el color morado. Sin embargo, desde la Edad Media, los colores de la Iglesia tienen la connotación con que le conocemos hasta hoy al uso del rojo, verde, blanco, morado o negro; en siglo XVI, la Reforma hace oficial el uso de estos colores litúrgicos.

Para la cultura occidental el color negro desde temprano tiene una connotación funesta, asociado a la oscuridad de la noche y a los miedos por lo desconocido; el luto por su parte se trasmite desde la cultura hebrea quienes en señal de éste, usaban sencillas vestimentas oscuras. Por otro lado, debido a que teñir lanas y telas de tono oscuro era los recursos con que se disponía y así se vestían las personas humildes, por estos motivos algunas órdenes utilizaron prendas oscuras en señal de renuncia al mundo, sencillez y austeridad.

En el transcurso de la historia, tal como ocurrió con el rojo granate, el uso del color negro se expande en Europa con la importación de materias primas desde América, éstas proporcionaron el color negro profundo que caracterizó la corte de Carlos V y su sucesor Felipe II. Desde el siglo XVI el color negro intenso se asocia a la dignidad de los altos cargos, el color de la autoridad como los jueces; también debido a los costos de las materias primas, era sinónimo de lujo y moda, conceptos con los que hasta hoy se asocia al diseño y la alta costura.

Para las ancestrales culturas de Oriente el color negro no tiene connotaciones funestas o maléficas sino que se asocia al mundo femenino, la tierra, expresado en el símbolo del Ying de color negro. Similar concepto encontramos en la cosmovisión mapuche el color negro se asocia a la mujer y también identifica autoridad y orden del lonco.

En nuestra sociedad la diversidad cultural se manifiesta por medio del color negro como símbolo de rechazo a los valores establecidos y de los movimientos anarquistas. El existencialismo impuso este sentido y de hecho, el color negro es mayoritariamente preferido por los jóvenes. (Heller pp 128).

Referencias: Heller, Eva. Psicologia del color, Edit Gustavo Gili, Barcelona, España 2004. J. Sanz, R Gallegos. Diccionario Akal del color. Edit. Akal, Madrid, España. Siracusano, Gabriela El poder de los colores.